Al igual que para estudiar el ciclo de vida de los productos en el ámbito del marketing, el trendhunting también utiliza una curva de campana para presentar de manera gráfica y secuencial el desarrollo de un fenómeno cool utilizando dos variables, una en cada eje: el tiempo en el eje horizontal y la tasa de nuevos practicantes del fenómeno en el eje vertical.
La primera fase corresponde al período de la innovación; en ella se producen las novedades y es lo que en la teoría del trendhunting se denomina cool. Luego viene la fase de premoda cuando el fenómeno es replicado por los primeros adoptadores, generalmente personas vanguardistas y muy sociables.
La tercera fase se denomina mayoría temprana y se inicia cuando el fenómeno logra disparar su tasa de incorporación de adoptadores, esto es superar el tipping point. La mayoría temprana, junto a la tardía constituyen el tiempo en que técnicamente el fenómeno se ha puesto de moda o es un mainstream.
Finalmente, la quinta fase o declive está dada por la incorporación de rezagados a la tendencia.
Para que un hallazgo en materia de trendhunting tenga utilidad, éste debe ser descubierto en fases de innovación o de premoda. Así, quien lo descubra, tendrá tiempo de desarrollar acciones, bienes o servicios de forma temprana y rentabilizar en la mayor medida posible.
El entorno de la pandemia del Covid-19 es muy propicio para identificar nuevos hábitos en etapas preliminares y desarrollar negocios alrededor de tales hallazgos. La clave, por supuesto, será no apresurarse: no todos los cambios de hábito duran lo suficiente como para emprender un negocio que requiere tiempo para volverse rentable.
Una idea final: si el hábito ya se puso de moda es altamente probable que haya mucha oferta de bienes y servicios a disposición del mercado o a punto de lanzarse. Iniciar un proyecto en esas condiciones solo tiene garantizado que empezará siendo uno de los últimos entrantes.